Para hablar de este tipo de técnicas es imprescindible pensar en la persona en la que las queremos utilizar. Estamos hablando de técnicas de rehabilitación en deportistas, los cuales no pueden ser tomados como pacientes normales, porque realmente no lo son.
La individualidad del paciente deportista
Sus exigencias son muy diferentes entre ellos y respecto a un paciente común, e incluso varían entre distintos deportistas y deportes. No es lo mismo un triatleta que un jugador de rugby o de tenis. Además, su capacidad de recuperación es distinta, y su sistema neuromuscular y cardiovascular se diferencian mucho.
**También** es importante considerar en qué parte de la temporada está nuestro paciente: pretemporada, temporada inicial o final, la posición en la que juega y las implicaciones que eso conlleva. Por lo tanto, el abordaje debe ser siempre individualizado.
¿Cuál es la mejor técnica de rehabilitación?
Luego de haber podido crear el modelo de nuestro paciente deportista, aparece la siguiente pregunta: ¿Cuál es la mejor técnica? A lo que personalmente me gusta responder con otra pregunta: ¿Cuál es la mejor herramienta de un albañil?
La verdad es que cada herramienta va a cumplir su función y tendrá utilidad en el momento oportuno; pero, ningún albañil trabaja solo con un martillo. Hay profesionales que se empeñan en especializarse al máximo en una técnica específica, pero… ¿y si mi paciente le tiene fobia a las agujas, como en el caso de la punción seca o la neuromodulación? ¿Y si la osteopatía no logra modular ese estrés mecánico y lo que realmente se necesita es ejercicio?
La caja de herramientas del profesional
Es muy difícil ser experto en todo, pero uno debe ser fiel a su forma de trabajar y buscar su camino para conseguir el aprendizaje necesario según su estilo. Se trata de ir llenando nuestra “caja de herramientas” con diferentes técnicas. **Esto es clave** ya que en la rehabilitación no existen recetas universales: cada paciente es un mundo distinto y debemos tratarlo como tal.