La rodilla es una de las articulaciones más castigadas en el ámbito deportivo. Ya sea por sobreuso, impactos repetidos o alta exigencia; es habitual que los deportistas, tanto profesionales como amateurs, sufran dolor, inflamación y pérdida de funcionalidad en esta articulación. En este contexto, el ácido hialurónico (AH) se ha consolidado como una herramienta terapéutica útil y segura.
Pero, ¿en qué casos está indicado y qué beneficios ofrece realmente?
¿Qué es el Ácido Hialurónico (AH)?
El ácido hialurónico (AH) es una molécula natural. Está presente en numerosos tejidos del cuerpo humano, especialmente en la piel y el líquido sinovial. Principalmente, su propiedad es la capacidad de retener agua. Esto mantiene la viscosidad y elasticidad del líquido sinovial.
En condiciones normales, esta sustancia actúa como un “lubricante biológico”. Por lo tanto, protege el cartílago y facilita el movimiento articular. La concentración y calidad del AH en la articulación puede disminuir debido a la actividad física intensa, el envejecimiento o las lesiones repetidas. Como resultado, esto favorece la aparición de dolor y degeneración articular.
¿En qué patologías deportivas de rodilla se usa?
En medicina deportiva, el uso de ácido hialurónico se ha extendido sobre todo en el tratamiento de:
- Condropatías y condromalacia rotuliana: El AH puede reducir la fricción entre superficies articulares. Así, mejora la función y reduce el dolor, especialmente en fases iniciales de desgaste del cartílago.
- Artrosis incipiente o postraumática: En deportistas con signos de artrosis leve a moderada —incluso en edades jóvenes—, las infiltraciones pueden ralentizar el deterioro articular y permitir la continuación de la actividad física.
- Síndromes femoropatelar doloroso: La viscosuplementación puede ser útil en pacientes con dolor anterior de rodilla crónico no controlado con fisioterapia o medidas conservadoras.
- Recuperación tras lesiones meniscales o ligamentosas: Aunque el AH no sustituye al tratamiento quirúrgico cuando está indicado, puede acelerar la recuperación funcional y disminuir la sinovitis postraumática. Existe un ácido hialurónico, HYMOVIS, con una molécula patentada que ha demostrado en muchos estudios evitar la artroscopia de rodilla para roturas degenerativas o traumáticas en pico de loro. De hecho, es empleado en medicina deportiva de élite y en FMF Sport Clinic lo usamos de forma rutinaria en pacientes con lesión meniscal que no optan por la cirugía de entrada, o que no pueden cesar su actividad deportiva en el momento.

¿Cómo se aplica?
El tratamiento consiste en una o varias infiltraciones intraarticulares. Habitualmente, están guiadas por ecografía para asegurar una localización precisa. Actualmente, existen formulaciones de bajo, medio y alto peso molecular. La elección del tipo dependerá del perfil del paciente, la patología y el criterio médico.
¿Y los resultados?
Los efectos comienzan a notarse generalmente entre la primera y tercera semana tras la infiltración. Además, su duración puede extenderse entre 4, 12 y hasta 24 meses. No se trata de una solución definitiva, sino de una herramienta útil para ganar tiempo, controlar síntomas y retrasar tratamientos más agresivos.
Conclusión
El ácido hialurónico no es una “cura mágica”, pero sí un aliado valioso en el manejo de muchas patologías deportivas de rodilla. Su eficacia, seguridad y escasa interferencia con el estilo de vida activo lo convierten en una opción especialmente atractiva para deportistas que buscan aliviar el dolor y preservar su rendimiento sin renunciar a su actividad.
Finalmente, la indicación debe individualizarse y formar parte de un abordaje integral que incluya fisioterapia, corrección biomecánica y, en muchos casos, una adecuada planificación del entrenamiento.